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«Build it and they will come». ¿Seguro?

Una visión de la ciencia del comportamiento en la infraestructura ciclista

Estoy comenzando a estudiar teorías y marcos de las ciencias del comportamiento, lo cual es un área muy interesante teniendo la movilidad activa en mente.

Las ciencias del comportamiento estudian cómo y por qué las personas actúan de determinadas maneras en diferentes contextos. Utilizan conocimientos de diversas disciplinas como la psicología, la sociología y la economía para entender y predecir el comportamiento humano.

Esta es una herramienta increíblemente útil con la que podemos diseñar políticas públicas para aumentar el uso de la bicicleta. No es una varita mágica per se, pero es una caja de herramientas muy útil que nos ayuda a tratar con los problemas resistentes del cambio de comportamiento.

El lema «Construye y ellos vendrán» implica que crear la infraestructura para bicicletas simplemente conducirá a más uso de la bicicleta. Y, si bien este ha demostrado ser el caso en muchas circunstancias, no todo podemos fiarlo a este hecho.

La ciencia del comportamiento lo explica lo mejor que puede a través de modelos como el COM-B.

El Modelo COM-B

Según el modelo COM-B, el comportamiento (B) es una función de la interacción de tres cosas: Habilidad (C), Oportunidad (O) y Motivación (M).

Aplicando el modelo COM-B a la promoción del uso de la bicicleta

  1. Habilidad:

    • Habilidades y conocimientos: Simplemente construir carriles no implica adquirir las habilidades y el conocimiento sobre cómo pedalear. Los talleres de circulación urbana y las campañas de orientación pueden aumentar la competencia al instruir a ciclistas sobre cómo circular de manera segura, cómo manejar sus bicicletas, y también educándo sobre los beneficios del ciclismo urbano.

    • Capacidad física: Se debe planificar para permitir varios rangos de capacidad física. Por ejemplo, planificar teniendo en cuenta pendientes suaves, pavimento en buen estado y rutas con menos tráfico pueden influir en que un rango más amplio de personas se sientan físicamente capaces de moverse en bicicleta.

  2. Oportunidad:

    • Ambiente físico: Un gran facilitador de la oportunidad es la presencia de carriles bici. Pero también importa cómo están hechos y si se integran con el sistema de transporte en su conjunto. Los carriles bici bien conectados, convenientes y seguros son factores muy influyentes en la formación de la oportunidad percibida para andar en bicicleta.

    • Entorno social: Las normas sociales y la aceptabilidad son muy importantes. Las intervenciones que hacen que el ciclismo sea visto como un comportamiento deseado y normativo, y con el apoyo activo de los líderes populares, tienen el potencial de influir en las normas sociales. Las políticas que proporcionan soporte al ciclismo, como los programas de bicicletas compartidas y los incentivos al ciclismo, son una mejora de oportunidad también.

  3. Motivación:

    • Motivación reflexiva: Es un proceso de toma de decisiones reflexivas. La gente tiene que disponer de información sobre los beneficios personales, sociales y de salud que representan andar en bicicleta, así como el ahorro económico y la sostenibilidad ambiental. La educación sobre estos beneficios puede llevarse a cabo en forma de campañas para que las personas sean motivadas reflexivamente, pero como vemos, no todo debe fiarse a la comunicación.

    • Motivación automática: Las respuestas emocionales y los hábitos son predictores muy efectivos del comportamiento. Los eventos agradables, las excursiones grupales y las recompensas para ciclistas habituales pueden ser capaces de establecer respuestas emocionales positivas.

Hagámonos preguntas

Debemos poner a las personas en el centro y entender nuestros hábitos y comportamientos.

¿Qué otras barreras estamos pasando por alto y cómo podemos resolverlo?

Es al hacernos este tipo de preguntas que podemos llegar a respuestas más integrales e inspiradoras que favorezcan la movilidad activa y el uso de la bicicleta.